domingo, 6 de mayo de 2012

Jesus es la vid y sus discípulos sus sarmientos




Jesús es la vid y sus discípulos somos sus sarmientos.

La relación entre Dios y su pueblo, se representa como la de un Viñador (Dios Padre) y su viña (el pueblo). Ya desde el Antiguo Testamento vemos esta comparación.

En el Evangelio según San Juan, capítulo 15, Jesucristo nos presenta, además, la alegoría donde él es la vid y sus discípulos sus sarmientos, es decir, sus ramas.

La rama que no da uvas es cortada por el viñador, la rama que da uvas es podada y limpiada por el viñador para que de más frutos.

Nos dice, también, que la Palabra nos limpia.

¿Puede una rama dar uvas, si está separada de la vid?

Imposible,  ¿verdad?

Pues bien, del mismo modo, es imposible para nosotros dar buenos frutos si estamos separados de Cristo.

"Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí  no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen y se queman en el fuego." (Jn. 15, 5-6)

No sólo eso, sino que más adelante nos promete concedernos todo lo que pidamos:

"Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará. (Jn. 15, 7)

Con esto se mostrará la gloria del Padre: en que demos abundante fruto y que seamos verdaderos discípulos de Cristo.

Razones más que poderosas para decidirse a iniciar y mantener durante toda la vida una relación personal con Jesucristo

¡Jesucristo es esa fuente de vida de la cual no podemos alejarnos!

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¡Dios te bendiga!



         









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